"La artesanía tradicional es acaso la manifestación más tangible del patrimonio cultural inmaterial (Texto de la Unesco)". Para la ONG Bonwe, la figura de la persona u organización de personas dedicadas a la artesanía, cobra un valor de especial atención y mención, en un día en el que como hoy 19 de marzo, celebramos el Día Internacional del Artesan@ y al mismo tiempo el Día del Padre. Como hemos explicado en nuestro proyecto referente en artesanía, El Atelier de Bonwe, que forma parte de nuestros programas de desarrollo nacionales e internacionales, la definición más cercana que encontramos en la bibliografía pública de la profesión artesanal, es: “Persona que se dedica a crear, producir, transformar, reparar y restaurar bienes artísticos y de consumo no alimentarios, incluidos todos los servicios complementarios necesarios para llevar a cabo la actividad artesanal. En este proceso, la intervención humana debe estar presente siempre, como persona que participa en el proceso de realización y supervisión manual de los productos artesanales, que deberán ser únicos, no producidos de forma industrial ni en grandes procesos en serie”.
Pero, ¿qué es la artesanía para Bonwe?. Podemos contestar rápidamente y de forma concreta a esta cuestión, ya que ha sido siempre una parte indivisible de Bonwe, uno de los proyectos con más repercusión y efectos sociales, profesionales y educativos; una parte sin la que nuestra ONG, perdería un pellizco de su esencia. En Bonwe, pensamos ciertamente que, aunque no haya experiencia previa, cualquier oficio puede aprenderse, y profesionalizarse con el tiempo, más aún si se trata de oficios manuales en los que las habilidades físicas y mentales tienen una gran cabida. Esto se demuestra fehacientemente, en los casos en los que se da protagonismo a la recuperación o mantenimiento de tradiciones u oficios ancestrales, y principalmente en las zonas rurales, en las Bonwe centra su actuación.
En Bonwe contamos con el escenario ideal para el desarrollo artesanal, pero aún así hay que estudiar con detalle y de forma personalizada, cada lugar, los habitantes, los recursos humanos, económicos y organizativos, las alianzas para el logro y sobre todo las necesidades y realidades del entorno. Por eso en Bonwe llevamos trabajando desde hace dos años en Vegas del Genil, de forma totalmente artesanal con un equipo de voluntariado muy reducido, dedicado a la fabricación de productos, que se están convirtiendo en seña de nuestra identidad y trabajo. Buscamos que haya un porcentaje de entre el 80% y el 95% de materias primas recicladas o reciclables (proceso en el que hacemos partícipes a los habitantes). Queremos que nuestro trabajo de fabricación pueda formar parte en un futuro próximo, no solo de un comercio justo y sostenible con el que podamos recaudar fondos para nuestros proyectos, sino que pueda ser un medio de vida para las personas que atendemos, que pueda ser transmitido de generación en generación, y sobre todo que se pueda adaptar su proceso y los materiales empleados, para poder implementar la artesanía en cualquiera de los países en los que actuamos: España, Senegal y Ghana.
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Si visitas la sección sobre los pilares que dirigen nuestros proyectos Bonwe, descubrirás que la autosuficiencia es uno de ellos. Quizás el más importante, tanto a nivel nacional como internacional. Pero, ¿qué es la autosuficiencia? ¿Cómo se entiende en el contexto actual y de qué manera se ejecuta y se asegura su continuación en el tiempo? Empecemos con algo de etimología. La palabra autosuficiencia une el concepto griego autos (identidad del "sí mismo"), con la palabra latina sufficientia (aquello que es "suficiente", que "basta"). La Real Academia de la Lengua Española lo define como: "estado o condición de quien se basta a sí mismo". En Bonwe, nos gusta verlo desde un punto de vista ligeramente más social. Así, entendemos por autosuficiencia la capacidad de una comunidad para satisfacer todas sus necesidades por sus propios medios, sin depender de agentes externos. En la teoría, la autosuficiencia tiene mucho sentido. Se entiende, se celebra, es deseable. En la práctica, y en el marco de los proyectos humanitarios, la cosa se complica un poco. Existe una fina línea entre crear autosuficiencia y generar dependencia o relaciones de subordinación entre ayudantes y ayudados. Aunque las organizaciones trabajen sin descanso y con buena fe para buscar esa sostenibilidad, en ocasiones las necesidades de una comunidad son tan grandes que la balanza se desequilibra. Por supuesto, hay maneras de evitarlo. Co-crear y co-desarrollar con consciencia y cooperación son las herramientas que usamos para ello. En Bonwe, siempre comenzamos un proyecto haciendo a la comunidad una serie de preguntas: ¿qué necesitáis? ¿Cómo podemos llegar allí? ¿De qué medios materiales y humanos precisaremos para llevarlo a cabo? Para empezar con buen pie, es la comunidad misma la que tiene que proponer el proyecto desde sus necesidades y el contexto que ellos conocen. Nuestra misión aquí es escucharles y después, colaborar con ellos en definir y aportar los medios formativos, materiales y humanos necesarios. Por tanto, no se trata aquí de generar ayudas puntuales, o soluciones momentáneas. Se trata de crear la infraestructura para que estos proyectos puedan ser atendidos por la comunidad una vez haya concluído nuestra intervención. Es decir, buscamos una sostenibilidad temporal, lo que inevitablemente está unido a ejecutar una formación adecuada allí, para hacerlos partícipes. Tomemos por ejemplo nuestro proyecto "Sed de Vida", del que actualmente hemos completado la Fase I , en el pequeño poblado de Boayase (Ghana). "Sed de Vida" nació para dar solución a un problema grave: la falta de agua potable. Todas las aldeas de la comunidad dependen de un río situado a 350 metros de Boayase. Antes del proyecto, este río era la única fuente de agua para el consumo y para el resto de tareas sanitarias habituales. Aunque el agua servía (y sirve) para regar los campos y mantener a los animales, la presencia de parásitos y bacterias hacía que los habitantes contrajeran a menudo enfermedades transmitidas por el agua, como el tifus. En ocasiones, el río llegaba (y llega) a secarse, motivando que la comunidad tenga que desplazarse hasta otra aldea para recoger agua (también sin tratar), pagando un canon por su transporte en grandes garrafas. En colaboración con Agyei, presidente de nuestra contraparte "NGO Bonwe Ghana", se decidió que la mejor manera de dotar de agua potable a la comunidad era mediante la construcción de un pozo. Este pozo funcionaría con energía sostenible a través de placas fotovoltaicas. El proyecto empezó en el 2021 (puedes leer más sobre su desarrollo AQUÍ) y a día de hoy, sigue proporcionando agua saludable para sus necesidades más básicas. Es la comunidad misma la que sigue trabajando en su mantenimiento. Desde Bonwe, por tanto, continuaremos apostando por la autosuficiencia. Porque sólo desde ella podemos ofrecer soluciones sostenibles en aquellas comunidades que lo necesitan.
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Autores- Elena Marticorena (responsable de #equipocomunicación de #bonwe. Archivos
Junio 2023
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