Sarabi Asare, esposa de Zareb y madre de Jasir, Naki, Sule y Jasira, es una mujer muy alta, de cabello casi ausente y grandes ojos topacio. Viste largos vestidos estampados, generalmente en tonos cálidos y brillantes, por hacer juego con sus ojos y su sonrisa. Tiene la piel aceitunada, más clara que el resto de su familia y una hilera de dientes perfectos y saludables, herencia de su madre Elizabeth. Trabaja con su marido y su cuñado Dakari en una explotación agrícola, donde cultivan maíz, y su piel muestra ya, especialmente en las manos, los signos del trabajo de campo. Pero su belleza se mantiene intacta, como suspendida en el tiempo, y le permite seguir luciendo sus pocos adornos con la misma gracia de hace dieciséis años, los mismos que tiene su hijo mayor. Podría haberse casado con el hijo de alguno de los jefes de la aldea, pues su familia había conseguido reunir algún dinero y Sarabi solo tenía un hermano que años antes se había marchado a Accra. Elizabeth y su marido le habían enviado para que estudiase, consiguiera un buen trabajo y ayudara a la familia desde allí. Los planes con su hija pasaban por casarla con el mejor partido posible, a tenor del poder adquisitivo de su familia y la posibilidad de que el novio, aún presente en la cultura ghanesa, pagara un buen precio por el casamiento con Sarabi. Aunque no estuviese escrito, la belleza de una joven podía determinar sus opciones. Zareb y Sarabi se casaron con veinte y diecinueve años respectivamente, cuando en sus paseos al río, que aún circulaba en Boayase, se conocieron recogiendo agua. Seis meses después del primer encuentro, sus familias les prometían para casarse esa misma primavera. Un año después nacía Jasir, su primogénito. Naki llegaba siete años después y los mellizos al poco de su hermana echar a andar sola. Solo les separaba un curso en la Alhmadyya Basic School de Boayase y eso hacía que siempre estuvieran juntos. Naki era muy trabajadora y buena estudiante y sus hermanos algo más traviesos y por eso, aun sin quererlo, ejercía de “hermana mayor”. Sus padres no podían estar más orgullosos de la familia que habían creado, y cada mañana, cuando Sarabi les despertaba para desayunar, lavarse (cuando podían) e ir al colegio, lo hacía con tanta dulzura que apenas conseguía que se levantaran. Pero aquellos días, con la agitación por la construcción del pozo, se levantaban como un resorte para ver los avances en su aldea. El 25 de abril, fecha marcada en su retina, los trabajadores consiguen instalar la bomba eléctrica para drenar el agua y extraerla a la superficie. Por fin, el primer chorro de agua, tan esperado por todos, comienza a brotar. Las mujeres, y algunas niñas, se acercan con las garrafas para recoger agua. No es apta para el consumo, pero sirve para lavarse, dar de beber a los animales, cocinar y regar los cultivos. - ¡Mamá, mamá! queremos ir contigo a recoger agua- exclamaba Sule desde su habitación, donde hacía las tareas que le habían mandado en la escuela. - ¡Yo también quiero mamá!- se unió Jasira. Todo el mundo estará allí, y no quiero perdérmelo. -¡Chicos, chicos!- les tranquilizo Sarabi- habrá muchos días, y ahora mismo hay poco espacio para que podamos ir todos. Además tenéis que estudiar porque tenéis exámenes y es importante que terminéis el colegio con buenas notas. Algún día podréis estudiar fuera, por ejemplo en Accra, como hizo mi hermano. Por eso, es importante que intentéis concentraros… -Ya mamá pero…. - ¡Sh!- ya está dicho niños. Si acabáis de estudiar y las tareas podréis venir, pero mientras tanto aquí quietos y pegados a la silla. No os olvidéis que vuestro hermano Jasir nos ayuda todas las mañanas en el cultivo. Él no ha podido estudiar porque le necesitábamos para el trabajo. Vuestra hermana Naki y vosotros…si demostráis que lo mereceis…algún día podréis viajar, conocer otros sitios, estudiar, y tener un buen trabajo. Yo solo quiero lo mejor para vosotros. Os quiero mucho y sois lo más importante para mi. Los mellizos se miraron y sonrieron. Siguieron sus tareas y estudiaron concentrados para poder ir a última hora de la tarde al centro de la aldea. No consiguieron llenar ninguna garrafa porque las familias se amontonaban, como bien había dicho su madre. Sabían que tarde o temprano se normalizaría y podrían ir a recoger agua como si fuera algo habitual y normal. Pero ese día, un gran día, era la novedad en Boayase, y los estudios habían dirigido sus tiempos. Se durmieron contentos y pensativos, pues algún día, como había dicho su madre, quizá podrían dejar Boayase atrás y emprender una nueva vida. Pero aún faltaban algunos años, y lo único que les podía quitar el sueño eran los exámenes de esa semana. Cerraron los ojos, casi al mismo tiempo, y se concentraron en descansar. Una nueva aventura les estaba esperando muy pronto.
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- ¡Ya vienen, ya vienen!- gritó Jasira desde el salón de la casa de la familia Asare. - ¿Quién viene Jasira?- contestó con los ojos medio cerrados Sule, su hermano mellizo. No sé cómo te levantas con tanta energía- recalcó mirando atónito a su hermana, que ya se asomaba por una de las pequeñas ventanas que daban al centro de la aldea de Boayase. - ¡Los camiones Sule!. Hoy es el gran día, van a empezar a construir el pozo. ¡Tendremos agua muy pronto! ¡Hurra! - ¿A qué viene tanto alboroto?- preguntó su madre- vais a despertar a vuestra abuela que ayer se acostó muy tarde consolando a vuestra hermana Naki. Por lo visto el perrito de su mejor amigo, ¿sabéis quien os digo?, el perro de Berko, Francis, se ha puesto malito y lleva dos días que no quiere comer y apenas se levanta. Tiene un disgusto la pobre… - Lo siento mamá, pero es que hoy empiezan a construir el pozo. Mira allí, vienen los camiones por el camino de tierra, y están parando en el centro- contestó Jasira. - ¡Anda!, no sabía cuándo empezaría la construcción, y parece que va a ser mucho más pronto de lo que pensábamos. Pero tardarán unos días en encontrar agua, seguramente, así que esta tarde os vais con vuestra hermana a por el agua a la aldea vecina, como siempre hace ella. Que está muy triste y esta mañana ya ha ido vuestro hermano Jasir, así que os toca acompañarla. - Vale mamá, así haremos- contestó Sule. El resto de la comunidad de Boayase también se había asomado por puertas y ventanas, para ver como los camiones se acercaban hasta el centro. La construcción del pozo era inminente, una realidad, gracias a la donación realizada por la ONG Bonwe España el 12 de abril de 2022. Con la transferencia del dinero (conseguido por los donantes de Irlanda, Suiza y España, venta de artesanía Bonwe y eventos en España y Ghana) a la cuenta de la contraparte en Ghana, la NGO Bonwe Ghana, se había puesto en marcha para que la empresa encargada de la construcción del pozo comenzara las obras. Por desgracia, aunque los vecinos de Boayase recibieron a los camiones con gran alegría por la premura de su llegada, la verdad es que los Presidentes de las ONG en España (Inma) y en Ghana (Agyei), habían tenido que optar por la segunda empresa que había postulado por hacer el proyecto, porque la primera, más económica, se había echado para atrás en el último momento. - ¿Qué vamos a hacer?- preguntó Agyei a Inma en una reunión improvisada, que tuvo que celebrarse vía teléfono por la falta de recursos tecnológicos y de acceso a internet. - Tenemos la opción de que la segunda empresa que teníamos en la recámara, y que nos había presupuestado en un coste un poco más alto, se haga cargo. Lo malo es que no hacen el análisis del agua, tan importante para el proyecto. Pero creo que tenemos que comenzar y después ver si hacemos otro evento solidario para recaudar fondos o alguna nueva campaña- le respondió Inma. - Sí, eso sería genial, poder empezar cuanto antes, porque las familias ya lo necesitan- contestó Agyei. -Perfecto Agyei, pues comunícaselo y que se pongan en funcionamiento en cuanto sea posible. Y así el 21 de abril comenzaba la ejecución de la primera Fase del Proyecto “Sed de Vida” para lo que sería la construcción de un pozo de energía fotovoltaica. Con la llegada de los camiones y de la perforadora, comenzaron las obras en Boayase y ya nada volvió a ser lo mismo para la comunidad. Los niños se marcharon a la escuela. Naki, Sule y Jasira fueron juntos hasta encontrarse con Berko, que andaba cabizbajo por su perro Francis. - Parece que hoy está un poco mejor, pero aún le cuesta andar- les explicó a los chicos. - ¿Podemos ir a verle a la salida de la escuela Berko?, me encantaría verle- le respondió Naki. - Nosotros te esperamos en casa Naki, que mamá nos ha dicho que vayamos esta tarde a recoger agua contigo, así que no tardes- añadió Sule. - Solo será un momento chicos, enseguida voy a casa y vamos juntos a por agua, a ver si pronto podemos dejar de ir a recogerla y la obtenemos del pozo- añadió Naki. A la salida del colegio los mellizos se marcharon a casa, querían seguir viendo como avanzaban las obras. Media hora después llegó a casa Naki, más sonriente que esa mañana. -Parece que Francis se encuentra mejor, parece que ha podido ser algo que ha comido en mal estado. ¡Menos mal! Estaba muy preocupada -Cuanto me alegro hermanita- le respondió Jasira Al atardecer los camiones se marcharon y dejaron a la aldea con la increíble noticia de que en un solo día lo habían logrado. Lo habían conseguido. El acceso al agua se había realizado en menos de veinticuatro horas, y a partir de entonces comenzaría la construcción del pozo y pronto verían brotar las primeras gotas en la tierra. -¡No se si voy a poder dormir de la emoción ¡Sule!, ¡Sule!, ¿Sule?, ¿Estás despierto? ¿Cómo puedes dormirte en un momento así?- le preguntó su hermana desde la cama.
- ¿Pero cómo me voy a dormir contigo al lado pegando gritos todo el rato?. Mañana tenemos examen de matemáticas, así que descansa porque sino Agyei nos va a echar la bronca como no lo hagamos bien. - ¡Ay! Es que estoy emocionada…que ganas tengo de ver el pozo construido. Cuatro días tendrían que pasar para que la comunidad pudiera ver el primer chorro de agua. Pero esa es una historia que descubrirás en el Capítulo II. Desde 1997, cada 16 de Abril se conmemora el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil, una fecha para reflexionar sobre el grave problema de la explotación laboral infantil en todo el mundo. La historia de Iqbal Masih En este día, recordamos a Iqbal Masih (1979-1995), un niño paquistaní que se convirtió en símbolo internacional de la lucha contra la esclavitud infantil. Iqbal fue vendido como esclavo a los cuatro años para saldar una deuda con su familia y pasó gran parte de su infancia trabajando en una fábrica de alfombras en condiciones inhumanas. Logró escapar a los diez años y comenzó a denunciar su situación y la de otros muchos niños en Pakistán, gracias a la ayuda que le prestó el sindicato Bhatta Mazdoor Mahaz (Frente de los trabajadores de ladrillos). Su creciente fama lo llevaría a dar charlas y recoger premios en países como Suecia y EE.UU, poniendo su vida tristemente en el punto de mira de aquellos a quienes su discurso molestaba. El 16 de Abril de 1995, Iqbal fue asesinado a los 12 años de edad mientras visitaba a su familia en su ciudad natal de Muridke. Su historia es un recordatorio del valor de la lucha por los derechos de los niños y de la importancia de continuar trabajando por un mundo libre de explotación infantil. La esclavitud infantil en el mundo Se calcula que aproximadamente 400 millones de niños y niñas en todo el mundo se ven forzados a trabajar en las peores condiciones laborales que existen. Estos menores son sometidos a trabajos peligrosos y degradantes que impactan negativamente en su salud y desarrollo. La esclavitud infantil se presenta en diversas formas de explotación, entre las cuales se incluyen:
Además, no hace falta irse demasiado lejos para tener noticias de estos abusos sobre los más vulnerables. La Policía Nacional española ha destapado esta semana en Granada una red de estafadores, acusados de engañar a familias de niños extranjeros con la promesa de convertirlos en futbolistas profesionales. Los acusados, que se presentaban como agentes, habrían ofrecido un programa de entrenamiento y un contrato con un equipo de fútbol español a cambio de grandes sumas de dinero. Sin embargo, después de recibir los pagos, los acusados habrían desaparecido sin cumplir con sus promesas. Los jugadores jóvenes que captaban, en su mayoría brasileños, no asistían a clases, vivían en condiciones de hacinamiento y con escasa comida. Además, no lograban regularizar su situación legal, lo que les llevaba a solicitar más dinero cada mes a sus familias, que se sumaba a los 5.000 euros iniciales entregados. En ONG Bonwe nos preocupan también los casos de explotación infantil documentados en Ghana y Senegal, dos de los países africanos con los que colaboramos. En Ghana, miles de niños siguen siendo utilizados diariamente como mano de obra infantil en las plantaciones de cacao y vertederos masivos. En Senegal, miles de niños son enviados a escuelas coránicas donde, en muchos casos, son sometidos a trabajos forzados, obligados a mendigar y trabajar para sus maestros. La esclavitud infantil obliga a los niños y niñas a asumir trabajos ilegales, peligrosos y degradantes, lo que los convierte en una población sumamente vulnerable. Por esta razón, es fundamental crear conciencia sobre esta problemática y exigir su erradicación. No podemos permitir que la infancia de millones de menores sea arrebatada de esta forma, y debemos trabajar juntos para proteger sus derechos y garantizarles un futuro digno y libre de explotación. ¿Qué podemos hacer en este día?
La esclavitud infantil es una problemática real y es por ello que debemos alzar nuestra voz y denunciar esta situación. Podemos utilizar las redes sociales para hacer un llamado a los gobiernos, empresas y organismos internacionales a fin de que atiendan con urgencia esta problemática, utilizando hashtags como #DíaMundialcontralaEsclavitudInfantil en nuestros mensajes. También podemos fomentar espacios de reflexión y diálogo personales sobre este tema, con nuestras familias y amigos. Si quieres aportar tu granito de arena, también puedes colaborar directamente con asociaciones y ONGs que se dedican a luchar por una infancia feliz y libre de explotación. La colaboración de personas comprometidas y dispuestas a hacer de este mundo un lugar más justo y habitable es esencial para erradicar la esclavitud infantil. ¡Anímate a trabajar por esta causa y contribuye a que ningún niño o niña pierda su infancia! Juntos podemos lograr un futuro mejor para ellos. |
Autores- Elena Marticorena (responsable de #equipocomunicación de #bonwe. Archivos
Junio 2023
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